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- N° 12 (2024) / Issue 12 (2024)
- Parentesco y vínculos afectivos entre los niños ludar y los animales (México)
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Parentesco y vínculos afectivos entre los niños ludar y los animales (México)
Résumé
Liens de parenté et d’attachement entre les enfants Ludar et les animaux (Mexique). Les enfants qui jouent développent des formes d’interaction avec les animaux domestiques et dressés à l’intérieur et à l’extérieur de la casa, en fonction de l’environnement dans lequel ils se déplaçent. Dans ces relations, des gestes et des techniques corporelles individuels dirigés vers chaque animal, qui peuvent être différents de ceux manifestés par les adultes, ou qui peuvent également être exprimés avec les personnes qu’ils fréquentent dans les lieux de stationnement. Ce dernier point indique la forte relation entre les Ludar et le non-Ludar. Ces gestes et techniques sont au cœur de la compréhension de la place des animaux chez les enfants et les adultes, qui, dans le cadre des affects, permettent de tisser des liens de parenté. Les animaux se font ludar, mais ils ne font pas partie des groupes familiaux, car lorsqu’ils meurent, les rituels dédiés aux morts ne sont pas exécutés. Les questions posées et que seront répondues, á partir de la triade enfance, parenté et entourage (environnement), sont les suivantes : quel est le rôle des enfants dans la construction et la pratique de la parenté, et comment les enfants sont-ils les opérateurs sociaux de la parenté ?
Abstract
Kinship and affective bonds between Ludar children and animals (Mexico). Ludar children develop forms of interaction with domestic and trained animals inside and outside the casa, depending on the environment in which they move around. In these relationships, individual gestures and body techniques directed towards each animal stand out, which may be different from those manifested by adults, or which may also be expressed with the people they frequent in parking places. The latter indicates the strong relationship between Ludar and non-Ludar. Such gestures and techniques are central to the understanding of the place of animals among children and adults, which, as part of the affections, enable kinship ties to be woven. The animals are made Ludar, but they are not part of the family groups because when they die, the rituals dedicated to the dead are not carried out. The questions to be answered, based on the analysis of the triad of childhood, kinship and environment, are: what is the role of children in the construction and practice of kinship, and how are children the social operators of kinship?
Abstracto
Los niños ludar desarrollan formas de interacción con los animales domésticos y adiestrados del interior y del exterior de la casa, según el entorno de circulación. En estas relaciones sobresalen los gestos y las técnicas corporales individuales específicas hacia cada animal, que pueden ser diferentes a las manifestadas por los adultos, o que se pueden expresar también con la población que frecuentan en los lugares de estacionamiento. Tales gestos y técnicas son centrales en la comprensión del lugar que ocupan los animales entre los niños y entre los adultos, que, como parte de los afectos, permiten tejer los vínculos de parentesco. Los animales se hacen ludar, pero no forman parte de los grupos familiares porque cuando fallecen no se efectúan los rituales dedicados a los muertos. Las preguntas que interesa responder, a partir del análisis de la triada infancia, parentesco y entorno (medio ambiente) son: ¿cuál es el rol de los niños en la construcción y la práctica del parentesco? y ¿cómo los niños son operadores sociales del parentesco?
Inhoudstafel
Introducción
1La relación que los niños1 establecen con los animales, en sus respectivos entornos, pueden proporcionar pistas para comprender el papel de los afectos, entre los que destacan los gestos como parte importante del establecimiento de los vínculos de parentesco. Esta relación, los afectos y los gestos pueden ser una constante en la adquisición del dominio del parentesco por parte de los niños, ya que pueden reproducirse en otras relaciones que establecen con seres existentes en sus entornos.
2Esta exploración forma parte de un tema esbozado en otro momento (Alvarado Solís 2020) y que continúa siendo de gran interés antropológico. Los niños ludar constituyen un caso ejemplar en esta reflexión, ya que son integrantes de grupos familiares que circulan en el norte de México, interactuando con poblaciones locales y medios ambientes diversos, en los estacionamientos temporales, donde ofrecen un espectáculo acorde al gusto de los pobladores. Esta circulación les permite interactuar con otras formas de aprendizaje implementando distancias sociales y técnicas corporales, distinguiendo entre el vínculo y la relación de parentesco (Alvarado Solís 2020: 52-53). Los niños, desde pequeños, conviven con animales que se encuentran en el campamento, actuando algunos números con ellos, pero también interactúan con los de su entorno. Pueden ser animales de compañía, domésticos, domesticados o amaestrados en su medio ambiente.
3Hablar de gestos y afectos asociados a los vínculos de parentesco no es nuevo en las investigaciones antropológicas sobre los “gitanos”. Patrick Williams (1984) evidenció la complejidad de los gestos individuales y colectivos, así como las actitudes en el pedimento de la novia entre los rom parisoske. Igualmente, mostró la importancia de los gestos entre los manuches (Williams [1993] 2016), gestos rituales dedicados como homenaje a los muertos, que hicieron posible la construcción de la identidad manuche en el seno de la sociedad francesa, al tratarse de actos que no se ven desde el exterior.
4Por su parte, Leonardo Piasere (1985) constata entre los slovensko roma de Italia la gestualidad y las actitudes individuales y colectivas expresadas como temporalidades en las acciones de una jornada, frente a las concepciones estigmatizantes de los gadjé, lo que hace patente la importancia del estar juntos en la dispersión. Los gestos repetitivos, como técnicas corporales empleadas en la acción doméstica (Benarrosh-Orsoni 2019), en un contexto de migración trasnacional entre Rumania y Francia, posibilitan la constitución y reconstitución de la familia.
5En específico sobre los animales, en la descripción que hace Patrick Williams ([1993] 2016) en torno a los manuches de Francia podemos escuchar el canto de las aves, a Jackot, el cuervo de Morsela que sabía decir su nombre y cantaba como gallo para despertarlo, evidenciando el vínculo afectivo entre ambos. También podemos oír el crepitar del fuego en la noche en las conversaciones mantenidas alrededor de éste.
6Los niños ludar desarrollan gestos, técnicas y afectos como formas de relacionarse con los animales del campamento, en ocasiones, diferentes a las de los adultos. En estas relaciones, los gestos y las técnicas del trato con estos animales son centrales en la comprensión no sólo del lugar que ocupan en los niños y la interacción, sino de la generación de gestos codificados de relaciones que se pueden expresar con los animales del entorno, con los adultos y con la población que frecuentan en los lugares de estacionamiento.
7El parentesco y los vínculos afectivos entre los niños ludar y los animales sitúan el tema entre el parentesco, la antropología de la infancia y el entorno (medio ambiente) percatándose de la complejidad del mismo tema. A través de una etnografía de larga duración efectuada con grupos familiares ludar, responderé las preguntas ¿cuál es el rol de los niños en la construcción y en la práctica del parentesco? y ¿cómo los niños son operadores sociales del parentesco? Es significativo que los rituales dedicados a los muertos hacen la distinción entre animales y miembros de los grupos familiares, como veremos más adelante.
8El texto está compuesto por los apartados “El entrecruce de una triada”, “Los ludar y acercamiento metodológico”, “Los animales en la casa y fuera de ella”, “Vínculos de los niños con los animales del campamento”, “Los animales en los números del espectáculo”, “Gestos y actitudes ante la muerte”, para llegar a las conclusiones.
Asimetrías y afectos en el entrecruce de una triada
9El presente análisis comporta una doble complejidad, al ubicarse en el entrecruce de la antropología de la infancia, la antropología del parentesco y el entorno (medio ambiente). En primer lugar, cada uno de los temas, así como la triada misma en su unidad, presentan una escasa investigación desde el punto de vista de los niños. En segundo lugar, los temas por sí mismos conllevan una discusión epistemológica y metodológica en el seno de la antropología general. Con la intención de situar la discusión, planteo de forma general algunos aspectos que competen a la niñez y los niños, el parentesco y el entorno.
10Las investigaciones antropológicas sobre la niñez y los niños hechas desde el punto de vista de los niños –no de los adultos cuando eran niños– han evidenciado a los niños como seres actuales que pueden transformar realidades considerándoles como parte de entornos específicos en sociedad, más allá de los childhood studies (Razy 2018) y de la reivindicación de la socialización de los niños (Alvarado Solís et al. 2018). En la restitución etnográfica, hemos visto que los niños como sujetos, en el análisis hecho por el investigador y en su relación establecida con ellos, que puede ser durable en el tiempo, contribuyen a enriquecer la epistemología, la metodología y la etnografía reflexiva en una antropología general (Razy et al. 2022), al tiempo que se evidencia la dificultad de postular, siempre y en todo lugar, la supresión de las asimetrías existentes entre los niños y su entorno, supresión que queda en pura aspiración del investigador.
11Las principales aportaciones contemporáneas en el campo del parentesco lo describen como un sistema de relaciones heterogéneas, donde su transmisión se transforma, focalizando las formas en que las relaciones se articulan entre ellas, creando un sistema relacional de relaciones vividas, no de relaciones concebidas (Peneque 2022). Lo anterior evoca el carácter humano del parentesco, ya que nos relacionamos con personas de carne y hueso (Williams 2016).
12El parentesco practicado por los niños y analizado desde el punto de vista de los niños comienza a ser cada vez más recurrente. Se ha abordado el aprendizaje como parte de los procesos de imitación o impregnación, en los que los niños proponen terminologías de parentesco y las integran, y son aceptadas por los adultos, como sucede entre los niños ludar de México (Alvarado Solís 2020).
13Los niños, como descendientes, intervienen y reconfiguran los procesos de afiliación, desafiliación o reafiliación a lo largo de las historias familiares, en diferentes contextos sociales, como lo analizan Sarcinelli et al. (2022). Sin embargo, una veta que no ha sido explorada es el rol de los afectos y los gestos en el vínculo de parentesco gestionados por los niños.
14El tratamiento del medio ambiente en su relación clásica de naturaleza y cultura, o la posterior entre hombres y el resto de los seres vivos, introduce la discusión respecto a una “falla epistemológica” en antropología. Por retomar la frase de Cavaillé (2020) referente a la relación que los manuches de Saint-Auvent del Alto Vienne, Francia, mantienen con la “naturaleza”. De allí que se destaque el carácter multidimensional de la antropología y la implementación de una aproximación transcultural que no se limite a analizar dicha relación teóricamente (Tomé 2009).
15Con el giro postsimbolista, se postula una “simetría” en la relación entre humanos y animales para reducir el antropocentrismo, para lo que se propone una etnografía multiespecie (Smart 2014). Estos postulados resultan problemáticos metodológicamente, al considerar la intencionalidad y el interaccionismo, aislándolos de lo real – relaciones sociales, jerarquía, conflictos, relación con el territorio, parentesco y otros – (Manceron 2016: 293). Además, dicha “simetría” impide al militante o investigador comprometido formular propuestas metodológicas y éticas que permitan acceder a la visión del mundo de los otros humanos desarrollando epistemologías asociadas a la etnografía reflexiva antropológica (Leblan & Rustan 2017).
16Desde el punto de vista de la sociología, las relaciones que los niños establecen con los animales, en una ciudad al norte de Inglaterra y en un zoológico de Francia, cuestionan el interés “natural” de los niños hacia los animales, también llamado “biofilia”. Tal cuestionamiento se debe a que dicho interés sólo se produce socialmente, puede identificarse y entenderse de forma situada, en el contexto social y relacional de los niños (Tipper 2011; Vitores 2019). En cuanto a la metodología, estas investigaciones se basan en entrevistas con los adultos y los niños, además de proporcionar cámaras fotográficas desechables a los niños, en el caso de Tipper (2011), y en la observación, en el caso de Vitores (2019).
17Este sobrevuelo de la triada en cuestión destaca la necesidad de abordarla en su unidad, de concebir la niñez y los niños como seres completos, en sus respectivos entornos, reconociendo las asimetrías en sus interacciones, cuando están presentes éstas. También, introducirse en el mundo de los afectos y de los gestos, donde los niños los expresan interactuando con los animales, de forma situada, permite identificar los movimientos de la transmisión en los vínculos de parentesco, así como el rol que tienen los niños en la construcción y práctica del parentesco.
Los ludar y acercamiento metodológico
18Los ludar, como se conocen a grupos familiares que llegaron a México a fines del siglo XIX y principios del XX, por mar, al Puerto de Veracruz, y por tierra, a través de las dos fronteras internacionales, se les conoce genéricamente como “húngaros” y como “gitanos”. Han practicado la movilidad, desde su ingreso al país, proporcionando cine, posteriormente un espectáculo de variedad, actividades asociadas a la compraventa de autos, expresando con estas actividades las relaciones establecidas con los no-ludar, las cuales no son definitivas debido al dinamismo, a lo inacabado de su movilidad, a los imprevistos a los que hacen frente y a las relaciones ambiguas que establecen con funcionarios e instituciones2.
19La casa (Alvarado Solís 2023) es una unidad dinámica productora de relaciones de parentesco; está compuesta por un grupo familiar de un matrimonio mayor y sus hijos, las esposas de los hijos casados y su descendencia. Varios grupos familiares conforman una familia (vici, para los rom). El término ‘casa’ designa también el espacio circular formado por diferentes caravanas, una cocina principal y la carpa.
20En la movilidad, esta unidad de parentesco se modifica albergando a nuevos miembros temporales de otros grupos familiares, pero está presente la distribución y conformación del espacio circular, ya que es parte de la vida cotidiana y ritual de sus miembros. Este espacio es significativo para los niños porque, dependiendo de la adquisición de su movilidad desde que son bebés, va marcando sus actividades durante el crecimiento. Cuando son bebés van accediendo de la caravana a la cocina; cuando comienzan a caminar (1-3 años) ocupan los porches de su caravana, enseguida los otros porches y el patio central (4-5 años), donde juegan. Posteriormente, se desplazan entre estos espacios, la carpa y el conjunto del campamento (5-8 años), para, finalmente, dirigirse a las tiendas de víveres cercanas del lugar de instalación (8-14 años). Los niños siguen este recorrido y procedimiento, unos más rápido que otros según la iniciativa de cada uno y la posibilidad que tienen de hacerlo.
21Dicha movilidad de los niños en el campamento está bajo la supervisión de la madre y de la abuela, pero todos los miembros del grupo familiar vigilan sus movimientos. Los niños son especialmente cuidados desde su nacimiento y poseen un lugar preponderante en el seno del grupo familiar: son protegidos de las inclemencias del tiempo, se establecen conversaciones con ellos desde bebés y se alimentan a su solicitud, entre otros.
22Dependiendo de la temporalidad del lugar de estacionamiento, algunos niños van a la escuela, o son instruidos por algún maestro, o definitivamente no tienen instrucción escolar, lo que indica que niños y adultos permanecen juntos la mayor parte del tiempo. Desde pequeños pueden acompañar al responsable de “dar el convite” (invitar al espectáculo mediante un altavoz en un vehículo) y/o vender alimentos (fruta, tamales) por las calles de la colonia o pueblo de instalación. La niñez termina hacia los 14 años de edad para los niños y a los 15 años para las niñas.
23En la actualidad, cada grupo familiar posee perros guardianes, perros de compañía, aves y conejos, que, respectivamente, cuidan el campamento y participan en los números de magia o variedad. A esta composición se une la del grupo familiar que se asocia temporalmente, con lo que se incrementa al doble la cantidad de animales. Los perros guardianes, las aves y los conejos son alimentados, generalmente, por la abuela; mientras los perros de compañía, por los niños de la familia a la que pertenecen. Los perros de compañía circulan en los mismos espacios que los niños, y sus nombres son seleccionados por los propios niños.
24El trabajo de campo de larga duración3, la etnografía reflexiva y la ética antropológica son esenciales en mis investigaciones. Durante mis estancias temporales o prolongadas en los campamentos – por ejemplo, para la presente etnografía (2015-2019) –, y como madre de un niño, vivía indistintamente en una caravana familiar o en una independiente. Las actividades que desempeñaba eran las de cualquier mujer casada con hijos: contribuir con las labores del hogar, el cuidado de los niños, la compra de víveres, adquirir productos para la dulcería y los de la venta de los niños, así como participar en la vida ritual del grupo familiar y de la familia en cuestión.
25El “estar juntos” impide llevar un diario de campo, puesto que la presencia de cada miembro del campamento es importante: siempre existe un comentario o un gesto por compartir, por lo que no es posible estar solo. En algunas ocasiones únicamente tomé notas que más tarde ampliaba.
26Respecto a los niños, observando sus actividades y escuchando sus conversaciones entre ellos, sólo intervengo cuando ellos mismos me lo proponen: preguntan, muestran o comentan algo. De igual modo sucede cuando las madres me integran a las conversaciones que establecen con sus hijos, y esto, en el campamento, durante las salidas al cine, a los parques, a la playa… Al participar mi hijo en las actividades de los niños, desde bebé, su aprendizaje para desplazarse en el campamento y fuera de él me llevó a descubrir esas fronteras invisibles de su uso dependiendo de la edad, las formas de comunicación entre ellos, entre los niños y los adultos y entre los niños y los animales, así como la expresión gestual y de los afectos. Cabe mencionar que la intensidad de las emociones y sentimientos expresados individual y colectivamente durante el fallecimiento de una persona ocasiona un dolor corporal duradero.
Los animales en la casa y fuera de ella
27Los niños ludar se relacionan cotidianamente con los animales existentes en la casa y con aquellos del entorno. Las formas de relacionarse con los animales muestran las posibilidades que tienen o no para esta interacción, esto depende del animal, el niño y el entorno. Es común en una parada de la caravana de vehículos durante el desplazamiento entre una ciudad y otra, ya sea para preparar la comida y comer, o por la necesidad de cambiar una llanta de uno de los vehículos, que se encuentren a un animal lastimado. Esto sucedió en 2015, con uno de los grupos familiares Costich, al encontrar a una urraca con un ala rota, que fue entablillada por la abuela; el ave permaneció en el campamento incluso después de curada. Esta acción expresa una forma de apropiación y amaestramiento, como ocurrió con otros animales domésticos. La curación de una pata quebrada o un ala, como el cuervo de Morsela, entre los manuches (Wiliams [1993] 2014), muestra también la generosidad con las personas. Por ejemplo, los ludar se solidarizan con la población local adquiriendo los productos alimenticios (pescado, mariscos, queso) que les venden en el campamento.
28Los niños poseen animales desde edad temprana, que obtienen en regalo o compra para criarlos. Este grupo familiar tiene perros de compañía chihuahua (Mala y su cría Chiquis), que duermen en su propia casa rodante; un pastor alemán (Arriaga) y un husky siberiano (Alaska), que duermen fuera. Un perico (Narciso), dos palomas, un conejo, un gallo y un guajolote (pavo mexicano), cuyas jaulas se cubren con mantas en el porche de la caravana mayor, a excepción del guajolote, cuyo espacio de resguardo es la parte trasera del camión que contiene el mobiliario de la carpa. Los niños pueden interactuar en cualquier momento con estos animales. Especialmente los niños de ambos sexos interactúan con los perros, pero con el perico Narciso sólo lo hacen dos niños que han desarrollado una técnica para acariciarlo sin ser picoteados. Las palomas, el conejo y el gallo participan en números de la función. El gallo muestra su facultad de haber sido adiestrado tanto en el número del espectáculo como con los niños en el campamento. El guajolote fue adquirido por el jefe de la familia para hacer mole4, pero el hecho de permanecer entre ellos suspendió totalmente dicho proyecto.
29Lo anterior indica que todo animal que convive con los ludar no es comestible ni puede ser matado. Esta concepción ha sido también evidenciada entre los manuches, quienes, por el contacto y la frecuentación con los animales de los que se rodean (mirlos, pollos, caballos…), no pueden matarlos (Cavaillé 2020: 622).
30El conjunto de los animales de la casa, por la mera convivencia, se hacen ludar. Con el trato, los ludar hacen sociables, afables, a los animales del campamento, pero esto se puede observar también con el trato momentáneo con los animales fuera del mismo campamento. Es el vínculo, los gestos y los afectos en la posición genealógica lo que está en juego.
31Dado el hábito de transitar entornos diferentes, los niños están acostumbrados a convivir con animales fuera del campamento. Esta convivencia puede suceder en el camino entre una ciudad y otra – como ocurrió con la urraca antes mencionada –, las visitas a los parques, la playa o el mar. Estas visitas dependen del momento en que se encuentren temporalmente. Para muestra, la movilidad de los ejemplos en este texto se dio entre Sinaloa, Chihuahua, Sonora, Baja California, para encontrar nuevamente Sinaloa. Estando en Sinaloa, en una visita al acuario de Mazatlán, dos niños mostraron facilidad para relacionarse con los animales del parque y en los números específicos correspondientes a los delfines, las aves y los peces del acuario (Alvarado Solís 2022b). Lo mismo puede suceder con los perros de compañía de los vecinos y amigos del lugar de estacionamiento, los animales exóticos como la boa constrictora, en la playa de la Isla de la Piedra, Mazatlán, Sinaloa, o la ballena gris del puerto López Mateos, Baja California Sur.
32Las condiciones de los ludar para interactuar tanto con animales de compañía, domésticos o adiestrados como con los animales de los entornos de frecuentación evidencian las posibilidades que poseen para establecer estos vínculos, que se expresan mediante gestos y afectos, como veremos enseguida.
Vínculos de los niños con los animales del campamento
33Los niños y los adultos demuestran, de múltiples formas, el vínculo que establecen entre sí y con los animales: con palabras, el canto, mediante la posibilidad del enojo o manifestando la fidelidad. Niños y adultos poseen gestos comunes y/o diferentes hacia los animales como una expresión de técnicas corporales. Por ejemplo, con los perros chihuahua, Ángelo (11 años) le habla a la cría de Mala, Chiquis: “¡véngase!, mi perrita pechochita”, y esta perra lo busca, lo lame, se acerca y mueve la cola. La palabra ‘pechochita’ es una forma diminutiva de ‘preciosa’, su pronunciación se asemeja a la articulada por los niños que comienzan a hablar, de allí la manifestación del cariño hacia lo pequeño. El caso de Salomé (14 años), al darle de comer a Mala y a Alaska, ambos la buscan, la lamen, la siguen y mueven la cola. Dar de comer a los perros de compañía puede generar este tipo de respuesta con las personas en general, pero en el caso de Ángelo la respuesta se da solamente por hablarle de esta forma a Chiquis.
34En un viaje que efectuó una pareja con sus hijos pequeños a San Luis Potosí, llevaron a Chiquis, una perra chihuahua, la cual dormía en su habitación, tal como lo hacen en su casa rodante. Es la perrita de Anthony (siete años). Manfredo, el perro de compañía de mi hijo (12 años), un shnauzer-xolo, enloqueció con Chiquis. La buscaba mientras la madre de los niños la tenía en su regazo, y ella decía: “no, Manfredo, está ocupada”.
35Meses después regresamos al campamento en Cuauhtémoc. Chihuahua y Chiquis ya habían tenido crías, resultado de la cruza con el perro de compañía de uno de los primos de Anthony. Éste último abrazaba a Chiquis, y le dije: “Chiquis, ¡te mandó saludos Manfredo!”. Y Anthony respondió: “no, ella ya tiene esposo y sus hijos”. En otra visita, ahora en Parral, Chihuahua, le dije igualmente a Chiquis frente a Anthony: “Chiquis, Manfredo te manda saludos”, y Anthony dijo: “pero ya tiene hijos”. Yo le respondí: “sí, Manfredo ya sabe”. Él preguntó: “¿se enojó [Manfredo]? Le dije que no. Sonrió, quedándose tranquilo. Este ejemplo refiere el conocimiento que posee Anthony de la familia, del género y la fidelidad, y lo aplica para los animales de compañía también: se requiere tener esposo e hijos para conformarla. Avanza también en la idea de fidelidad, ya que Chiquis no podía responder el saludo de Manfredo porque ya tenía esposo e hijos, lo que podría provocar el enojo de Manfredo.
36Cuando los niños identifican que los perros de compañía son “mujer” u “hombre” y al ponerles los nombres femeninos o masculinos seleccionados aplican el conocimiento obtenido de su entorno sobre el género y el sexo de los animales. De la misma forma, por los gestos que les dirigen no están sino indicando que poseen sentimientos. Al regreso, después de un largo viaje a Baja California Sur, a la llegada al campamento en Tijuana, Baja California, los perros de compañía y guardianes saltaban hacia los cuerpos de los niños y los adultos, y éstos los abrazaban demostrando el gusto compartido de verse. Con los animales del campamento es muy fuerte esta revelación, pero también con los de los números del espectáculo.
Los animales en los números del espectáculo
37Los animales que participan en los números de magia son conejos y palomas; no tienen un tratamiento más que para sus actos, los de la alimentación y el cuidado. Los niños participan como asistentes en estos números y llevan a los animales al foro, en donde los magos los aparecen o desaparecen en sus actos de magia. Los niños, por su parte, reproducen tales números en el campamento, entre ellos mismos, y pueden desaparecer y aparecer animales u objetos.
38El uso de animales ha provocado la protesta de personas del público. Por ejemplo, en Cuauhtémoc, Chihuahua, una espectadora amenazó con demandarlos por tener un gallo en el espectáculo, pues en 2014 se prohibió el uso de animales en circos y espectáculos. El gallo participaba en el número de Chente Calambres; a la hora en que se aproxima el número, el gallo salta de forma inquieta en la jaula, hasta que lo sacan de ahí. Ángelo (10 años), durante el día, saca al gallo de la jaula, lo toma entre sus brazos y le ordena “¡duérmete!”. El gallo empina el pico, relajando la cabeza como si estuviera dormido. Esto mismo hace su padre con el gallo, en el número de Chente Calambres, en el que parodia a Vicente Fernández (cantante mexicano de música ranchera), y alude, a su vez, al hipnotista, quien dice a los espectadores “¡duérmanse!”; los induce al sueño, mediante técnicas, para que participen en el espectáculo.
39En ambos casos, los espectadores y el gallo “dormidos” sueltan la cabeza, como cuando se queda una persona dormida estando sentada. Tanto niños como adultos implementan técnicas corporales que permiten interactuar con el gallo y con los espectadores. De nuevo, los niños se encuentran en un proceso de aprendizaje-creación de las técnicas corporales que practican los adultos, pero en otras situaciones que competen a los niños exclusivamente. La relación entre adultos, bebés y aves también está presente.
40En el número de los chiltepines del norte, dos hermanos retoman un canto, donde uno sujeta a otro del cuello de la camisa moviéndolo como marioneta, al ritmo de una canción muy rápida que contiene los vocablos “tingo lilingo lilingo, tingo lilingo lilá”. Ésta la escuché de la abuela, quien la cantó cuando estaba cargando en sus brazos y balanceando a uno de sus nietos gemelos de seis meses de edad. También es una canción antigua entre los sones veracruzanos, El tilingo lingo, que tiene una estrofa que dice “Ay repica pica pica, repica y repiqueteando”, que hace alusión al rasgueo de los instrumentos musicales de cuerda, pero también a la acción de las aves con su pico. Observamos que la vida de la casa y la del espectáculo no están separadas, puesto que esta canción funge como relación entre la abuela y sus nietos, pero al ser ofrecida a los espectadores establece, también, la relación entre ludar y no-ludar, de la misma forma que la pieza veracruzana. De nuevo, las figuras de la transmisión son múltiples y en diferentes sentidos.
41Los niños se relacionan también con los animales del exterior de la casa, de tierra o marítimos; desarrollan una relación momentánea estableciendo una connivencia con el entorno. En la Isla de la Piedra, en Mazatlán, Sinaloa (2017), en una salida con un grupo familiar, un señor caminaba por la playa ofreciendo que su boa constrictora fuera tocada o puesta en el cuello como una estola, a cambio de unas monedas. Sólo dos niños (13 años), un niño y una niña, se propusieron para ello, posando para las fotografías. En un viaje con una familia a Los Cabos, Baja California Sur, en el puerto López Mateos (2018) contratamos una lancha para el avistamiento de la ballena gris. Ya en la laguna, cuando las encontramos con sus crías, la abuela le decía a la madre ballena “vente, bonita”, moviendo el agua con la mano y repitiendo la frase; pudimos tocarlas en varias ocasiones. Anthony (siete años) la tocó también, y como tenía una herida en el brazo, adujo días después que la ballena y el mar lo habían curado.
42A un pelícano que se acercó a la lancha y que en el intento de querer tocarlo emprendió el vuelo le dijo “miedoso”. El niño lamentó no haber tenido una respuesta positiva en este acercamiento, y reaccionó como lo hacen entre niños cuando uno de ellos rechaza una propuesta. Él mismo decía que si veía a una sirena la iba a torturar porque las sirenas ahogan a los hombres. Expresaba con rechazo su conocimiento del mito de Ulises, debido al daño que estos seres ocasionaban. Respecto a las ballenas grises, tanto adultos como niños las atraían con sus palabras y gestos para poder tocarlas, lo que indica que existe una forma y técnicas corporales ludar desarrolladas para comunicarse con los animales.
43Estos ejemplos son expresiones del entorno, la playa y el mar, que desencadenaron, a su vez, una serie de ejemplos en situación, que de otra forma habría sido difícil conocerlos. Los niños establecen una connivencia con el entorno, del que los animales forman parte. Los animales del campamento y los del entorno, entre los que encontramos los míticos y los de Walt Disney – en los pasteles de cumpleaños –, están presentes en el vínculo que establecen con ellos, evidenciando los variados soportes y sentidos de la transmisión respecto a los saberes sobre los animales, pero también de los gestos y actitudes como parte del vínculo de parentesco.
44Un animal responde, asimismo, ante la presencia o ausencia de la persona que lo cuida, y a su muerte, los miembros del grupo familiar hacen eco de esta forma de comunicación.
Gestos y actitudes ante la muerte
45Ahora corresponde introducir el tema de la muerte relacionado con el despliegue de una serie de gestos y actitudes hacia y entre los seres existentes en el entorno, tanto para el grupo familiar como para la familia y aquellos que se sienten cercanos al difunto. Destaca la diferencia de los ritos dedicados a los difuntos del grupo familiar y familia, de las acciones efectuadas hacia los animales que mueren. Estos gestos y actitudes pueden ir del llanto, frases y fotografías compartidas en las redes sociales, a la emisión de sonidos semejantes o cantos, entre otros. Estas acciones, entre muchas otras, demuestran una relación con el difunto.
46A la muerte del jefe de un grupo familiar (2017), a quien sus nietos denominan tato (abuelo), entristeció el guajolote que él había adquirido para ser cocinado y preparado en mole. Antes del fallecimiento, todas las mañanas el guajolote le cantaba al levantarse y el abuelo le respondía de la misma forma. Así pasaban minutos intercambiando dicho canto. El abuelo se preocupaba por que no estuviera solamente amarrado; lo dejaba andar en el campamento libremente. Un día lo perdió de vista y pidió a todos irlo a buscar al monte, y acusó a los perros guardianes de habérselo comido. Ya en la tarde, se dieron cuenta de que estaba en el camión, donde solo se subía al oscurecer. El guajolote se apagó, ya no cantaba, a veces comía, aun cuando trataban de cantar y lo cuidaban con deferencia, como hacía el abuelo. El guajolote murió, no pudo sobrevivir, y lo sepultaron en el campamento, esto entristeció a todos.
47Cualquier momento puede ser detonador de una crisis de llanto individual o colectiva ante la muerte de una persona. A menos de un mes de fallecido el jefe de un grupo familiar, para el Día de Muertos, el 2 de noviembre, sólo la abuela y los hijos acudieron a dejar flores, llevar música y comida para compartir con el difunto en el cementerio ubicado en otra ciudad y estado. Debido a la distancia entre el lugar del panteón familiar y el estacionamiento del campamento, sus nietos no acudieron, y una nieta elaboró un cartel en el que se sintetiza la composición tanto de su grupo familiar como de su familia. Este cartel lo publicaron en redes sociales, como una forma de estar presentes en este ritual y con los miembros de la familia. La inventiva y creatividad de la niña acorta la distancia para estar presentes, sintiendo el calor y la cercanía de todos a través de las cuentas personales de Facebook, escribiéndose y enviándose fotos, en un ritual esencial para todos.
48El 8 de diciembre de 2017, Salomé (14 años) publicó en redes sociales un listón negro y fotos de Mimí, perra chihuahua, diciendo que estaba triste. Su padre escribió “mi perrita consentida”. La abuela materna francesa escribió preguntando qué pasaba, y contestaron “murió una cría de Chiquis, por enfermedad”. La abuela materna respondió: “definitivement c’est n’est pas un bon moment pour vous!” (definitivamente no es un buen momento para ustedes), haciendo alusión a las pérdidas recientes. Enterraron a Mimí atrás de la casa rodante familiar, pero Chiquis encontró y desenterró, portando en su hocico, el cuerpo de Mimí, lo que ocasionó expresiones de sorpresa, tristeza y dolor entre los niños, compartiéndolas con Chiquis. Volvieron a excavar un hoyo, pero ahora más profundo para evitar el hecho anterior. El desconcierto ante el desentierro fue una acción muy fuerte, lo que hizo que los niños, uno por uno, quisieran abrazar a Chiquis, reconfortándola.
49En 2018, regresando de un viaje a Los Cabos, Baja California Sur, presenciamos una misa mensual dedicada a este jefe de familia fallecido. En la iglesia, el cura, al solicitarle una misa especial, pidió exclusivamente a los hijos del difunto que incensaran su foto. El cura rezaba y dirigía palabras de aliento tratando de dar paz, no sin observar a todos con lágrimas en los ojos. Para el cura, los familiares eran la esposa y los hijos del difunto, mientras las esposas de los hijos casados y la descendencia estaban presentes, así como los demás grupos familiares que conforman la familia. Es común ver esta confusión respecto a los vínculos de parentesco por parte de la gente de fuera. Cuando el cura dirigía la misa, Jesús (11 años) se tapó la cabeza y duró mucho tiempo llorando. El vínculo con su abuelo sigue siendo muy fuerte, pues Jesús vive en la casa grande, como le denominan a la casa de su abuelo. Este hecho pasó inadvertido para el cura, pero la abuela lo abrazó, reconfortándolo.
50El canto del guajolote, el cartel elaborado por una niña que plasma los vínculos de parentesco del difunto, el listón negro por la muerte de Mimí, publicada por una niña, el llanto de un niño en la misa de su abuelo, el abrazo, no son sino expresiones de los gestos, actitudes y sentimientos de estos niños frente a la muerte, tanto de un animal de compañía como de un miembro del grupo familiar. Son gestos y actitudes que expresan con claridad los vínculos de parentesco.
Conclusiones
51En este recorrido se ha abordado la complejidad del tema en cuestión en una triada, correspondiente a la antropología de la infancia, al parentesco y el entorno, en donde es indispensable concebir que los niños son seres completos y actuales, considerando las asimetrías cuando están presentes. Asimismo, el hecho de que los niños, en la circulación que practican, interactúen entre diferentes formas de aprendizaje, distancias sociales y técnicas corporales, los hace desarrollar formas de comunicación y técnicas corporales con los animales y las personas no-ludar. Éstas tienen la misma respuesta por parte de los perros de compañía cuando les dan de comer o cuando escuchan una frase de cariño. También lo es el salto y abrazo entre perros guardianes y las personas que llegaron de un viaje largo. Se argumenta que el cuidado hacia los animales es lo que hace horizontales las relaciones entre personas [niños] y animales (Leblan & Roustan 2017: 3, Sánchez Ezquerra 2023). En el caso de los ludar, es el hacerlos ludar, es decir, convivir con ellos en la casa más de un día, como sucedió con el guajolote y los demás animales. No es el caso de los pollos o guajolotes que se consumen en eventos especiales, o el del cerdo que se mata y desuella con una técnica ludar para cocinarlo a las brasas y ofrecerlo a los difuntos, diferente al cerdo que se mata y desuella para asarlo a las brasas, pero sin la técnica ludar.
52Los niños adquieren la noción de parentesco en la vida cotidiana, lo construyen y practican al compararlo con en el vínculo que establecen con los animales, como observamos con la perra de compañía chihuahua, Chiquis, y sus crías, con las que Anthony adquirió el sentido de familia, de fidelidad y de género. El aprendizaje de técnicas corporales en el adiestramiento del gallo, en el llamado de las ballenas y el canto del “tilingo lingo”, expresado tanto a un bebé como a los espectadores y en el son veracruzano, muestran la complejidad de las relaciones establecidas con los no-ludar, que indican que no existe una división entre la vida del campamento y la del espectáculo. Los ludar se apropian de elementos y conocimientos de los no-ludar, separándose de ellos e instaurando una distinción. Los niños aprenden las técnicas corporales, las aplican con el gallo entre ellos mismos, al tiempo que aprenden una distancia social con los no-ludar. Estar en el mar provoca que los niños refieran ejemplos marítimos, como el de la sirena. Son ejemplos en situación, y sólo es posible conocerlos estando allí, escuchando a los niños cuando te integran a su conversación.
53Respecto a la muerte, los ejemplos expuestos indican la complejidad de los vínculos entre los niños y los adultos y de los niños con los perros de compañía. Los niños son operadores del parentesco al expresar la complejidad de los vínculos, la relación jerárquica y dolorosa de la pérdida del abuelo. La expresión de actitudes y gestos muestra cómo, a partir de un cartel, una niña manifiesta el conocimiento de los vínculos complejos de parentesco tanto de un grupo familiar como de una familia, de los que forma parte. Con este gesto, la niña opera el parentesco, acorta la distancia entre los miembros aludidos ante un hecho doloroso como es la pérdida del abuelo. El llanto del niño durante la misa del abuelo expresa la desolación por el fallecimiento del jefe del grupo familiar, que provoca también, por tristeza, la muerte del guajolote. Lo animales se hacen ludar conviviendo con ellos, pero no forman parte del grupo familiar, como se ha aludido para otros contextos socioculturales y geográficos donde los animales son como de la familia o amigos (Tipper 2011: 158, 160) o forman parte de familias multiespecie (Sánchez Ezquerra 2023), porque cuando mueren no se les trata con los rituales dedicados a los miembros del grupo familiar o familia difuntos. A los animales hechos ludar se les entierra en el campamento, como lo vimos con Mimí, la perra de compañía chihuahua, y con el guajolote; mientas que, a los familiares, se les sepulta en el cementerio familiar. Estas distinciones explican las características de los afectos y gestualidad expresados en los vínculos de parentesco que gestionan los niños ludar con los animales en su entorno.
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Voetnoten
1 Utilizo ‘niños’ en plural, y cuando la etnografía de los ludar exige especificar el género, así lo hago.
2 Para más información sobre su movilidad y su llegada al continente Américano y a México, ver Alvarado Solís (2022a y 2023).
3 He frecuentado a grupos familiares ludar desde 1995, pero la investigación antropológica la inicié en 2009.
4 El mole es un platillo de fiesta en México que consiste en una salsa espesa preparada a base de chiles secos, chocolate y guajolote, que es un pavo mexicano.
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Over : Neyra Patricia Alvarado Solís
neyra.alvarado@colsan.edu.mx
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https://sites.google.com/view/infanciaydiscapacidad/inicio